RECOGIDA DE LA LECHE

Todo comienza con la recogida de la leche en explotaciones
ganaderas seleccionadas. El transporte hasta la fábrica se realiza
en vehículos cisterna frigoríficos propios que permiten
mantenerla con todas sus cualidades hasta la descarga en los silos
destinados al efecto. Durante todo este proceso,
la leche es sometida a rigurosos controles de calidad.

HIGIENIZACIÓN

La leche se somete a un tratamiento térmico suave
y se realiza una centrifugación de alta velocidad para higienizarla.
Tras ello, la leche se enfría y almacena en silos
a una temperatura de 4°C.

Para pasteurizarla, se somete a un tratamiento térmico
entre 72 y 75°C durante veinte segundos y vuelve a enfriarse.
Entonces ya está lista para su transformación en queso.

CUAJADO

El siguiente paso es la incorporación de distintos cultivos lácticos
y del cuajo que permite la coagulación de la leche. Una vez coagulada se corta,
en la propia cuba, en pequeños granos y, a continuación
se calienta para separar el suero de la cuajada.

MOLDEADO Y PRENSADO

Eliminando el suero casi en su totalidad, la pasta se distribuye
a moldes de quesos y éstos, a su vez, a prensas. Es en este momento
en el que se da la forma y se elimina el suero residual
que haya podido quedar.

Al terminar el tratamiento de moldeado y prensado,
se procede al salado del queso por inmersión en salmuera, realzando
su sabor y favoreciendo la formación de la corteza.

MADURACIÓN

Finalmente, llegamos al punto de maduración de los quesos
que se realiza en cámaras con temperatura y humedad estrictamente controlada.
Aquí es donde desarrollan sus aromas y sabores característicos,
debido al desdoblamiento de las proteínas y ácidos grasos.

ENVASADO Y DISTRIBUCIÓN

Por último, el queso se pesa, etiqueta,
envasa y empaqueta para su distribución en los diferentes
puntos de venta, listo para llegar a la mesa.